31/12/09

Matar no es humano

Pena: Castigo impuesto conforme a la ley por los jueces o tribunales a los responsables de un delito o falta.
Asesinar: Matar a alguien con premeditación, alevosía.
Premeditación: Acción de pensar reflexivamente algo antes de ejecutarlo.

Hoy voy a hablar sobre la pena de muerte. Este castigo implica un asesinato (porque se está matando con premeditación) por parte del Estado. Cada vez son más los países totalmente abolicionistas. Sin embargo, existen todavía 59 naciones que mantienen la pena capital. Según datos recopilados por Amnistía Internacional, entre Enero y Diciembre de 2008, al menos 2.390 personas fueron ejecutadas en 25 países. Se ejecutó un promedio de 7 personas por día en todo el mundo. Al menos 8.864 personas fueron condenadas a muerte en un total de 52 países. Por último, el 93 % de todas las ejecuciones se llevaron a cabo sólo en 5 países (Arabia Saudita, China, Estados Unidos, Irán y Pakistán).


Nos hemos acostumbrado a prender el televisor y a encontrarnos con la noticia de un robo que termina en homicidio. Y es una práctica tan común como improductiva, la del periodista que va en busca del testimonio de familiares y amigos de las víctimas, ni bien acontecido el hecho. El momento posterior a la muerte de un ser querido es profundamente doloroso, pero también debe ser probablemente, uno de los más irracionales de la vida adulta. Nos vemos envueltos en un sentimiento de impotencia por haber perdido de forma irreparable e injusta, que suele acarrear en algunos casos un infructuoso deseo de venganza. Por esta razón, es responsabilidad de los que tienen y se encuentran en condiciones de actuar racionalmente, impedir que se reproduzcan masivamente este tipo de mensajes. Hay un pasaje de nuestra infancia, en la que constantemente estamos incorporando conocimiento. Hoy en día, cualquiera tiene acceso a ver un noticiero. Y los más chicos se alimentan de lo que miran y escuchan por televisión. Por eso, es también nuestra responsabilidad (en este caso de quien decide los contenidos que se emiten al aire) evitar y ayudar a que los más jóvenes no aprendan del mal ejemplo.

El artículo 2266 del Catecismo de la Iglesia Católica dice: “La preservación del bien común de la sociedad exige colocar al agresor en estado de no poder causar perjuicio. Por este motivo la enseñanza tradicional de la Iglesia ha reconocido el justo fundamento del derecho y deber de la legítima autoridad pública para aplicar penas proporcionadas a la gravedad del delito, sin excluir, en casos de extrema gravedad, el recurso a la pena de muerte. Por motivos análogos quienes poseen la autoridad tienen el derecho de rechazar por medio de las armas a los agresores de la sociedad que tienen a su cargo”.

Para la Iglesia, quienes poseen la autoridad tienen derecho a matar para preservar el bien común. Desde los tiempos de la horca, cuando la gente se agolpaba en las plazas a ver como colgaban a los condenados, a un presente en el que las ejecuciones son más prolijas y privadas, la pena de muerte ha estado siempre vigente y hay mucha gente que está convencida de que eso está bien. En definitiva, lo más doloroso es que la historia de la humanidad pareciera darles la razón.

Basándonos en el accionar del hombre a lo largo del tiempo, es válido determinar que el asesinato es, y ha sido siempre, un método útil para resolver o dar por finalizado cualquier asunto difícil de solucionar por la vía pacífica. No se como educarte, no puedo obligarte a que pienses como yo, entonces te mato y fin del cuento.


La Declaración Universal de Derechos Humanos, del año 1948, dice en su Artículo 3: Todo individuo tiene derecho a la vida, a la libertad y a la seguridad de su persona. Para los que creemos que esto es posible. Para los que soñamos con un mundo en el que los seres humanos vivamos en paz, debemos preocuparnos por ponerle fin a este tipo de atrocidades. Y una forma de hacerlo, es no permaneciendo imparciales. Aunque la reacción sea simplemente llamar a un amigo y decirle: “estoy en contra de la pena de muerte”. Si todos lo hacemos, sobretodo hablando con los más chicos, ya estaremos generando un cambio. Porque la educación que recibimos en casa, es tan importante como la que nos dan en la escuela.

Vivimos pensando en resolver nuestros problemas cotidianos, lo que muchas veces no nos deja tiempo para hacer la pausa y pensar en este tipo de cuestiones de mayor magnitud. Nunca es demasiado tarde hasta que lo es. La muerte es tristeza y dolor, así como también impotencia y saber que no hay retorno. Cuando se mata, se ha decretado el desenlace. Sin miramientos ni segundas oportunidades. La muerte es el fin de la historia y ningún ser humano tiene el derecho de decidir cuándo nos debe llegar ese momento.