31/10/11

Yo soy del 82

Yo nací cuando la dictadura estaba dando sus últimos manotazos de ahogado. Somos, por ende, de la misma generación: fuimos juntos a la primaria y también a la secundaria, pero nos conocimos cuando yo estaba haciendo el CBC en la Universidad de Buenos Aires. Nunca me voy a olvidar de ese día, era domingo por supuesto y yo estaba algo nervioso. Nuestra relación se va afianzando a medida que pasa el tiempo. Hasta ahora fueron seis las veces que nos vimos, casualmente una cada dos años. Yo he aprendido a quererte, defenderte y valorarte, vos estás cada día más linda.

Disfruto del sólo hecho de ir a votar, salir a la calle y encontrarme con la ciudad en situación electoral. El paisaje del domingo difiere del habitual, los estadios de fútbol están cerrados y se abren las puertas de las escuelas. Contrariamente a lo que sucede durante cualquier día de clases, adentro de las aulas reina el silencio, y no por una repentina visita de la directora, sino porque por algunas horas se transformaron en cuartos oscuros. Cuando era chico pensaba que se trataba de una especie de cueva, que uno tiene el privilegio de descubrir recién de grande. Resulta ser, sin embargo, que no existe tal oscuridad y que la única diferencia con el lugar que yo frecuentaba de niño, es que las ventanas han sido cubiertas. ¿Para qué? Para que nuestro voto sea un secreto que compartiremos tan solo, con el pizarrón y los pupitres.

Más allá de los candidatos, más allá de las propuestas, es sano vivir en un país que tiene la posibilidad de elegir. Desde aquel primer gobierno de Yrigoyen y la Ley Sáenz Peña, pasando por la inclusión del voto femenino en el año 1947, la Argentina ha podido elegir a sus representantes. Pero cuidado, porque ese privilegio no ha estado siempre vigente. La historia de nuestro país está manchada con la sangre de las dictaduras militares. Durante muchos años, los habitantes de este suelo no tuvieron la posibilidad de expresar su voluntad. Democracia es sinónimo de libertad. Hoy, y desde hace ya más de 28 años, esta doctrina es un árbol que ha echado raíces y que tenemos el deber de regar constantemente.

¿Qué no te gustan las opciones que hay para elegir? Sucede que no alcanza solamente con meter una boleta en un sobre de tanto en tanto: para que nuestra querida democracia siga gozando de buena salud es imprescindible participar, involucrarse. La militancia política es una de las opciones, pero no la única. Informarse, opinar, comunicar, son todas formas de ser partícipes y de hacer valer nuestro derecho. Al mismo tiempo, es fundamental aprender a convivir con el que opina diferente a nosotros. Democracia es también sinónimo de pluralismo, lo que implica que inevitablemente existirán siempre fuerzas que defiendan otras posturas. No es sano pretender que nuestra creencia es la única opción correcta. Por lo que se vuelve de vital importancia el rol de los opositores, quienes tienen la responsabilidad de fiscalizar las decisiones tomadas por quienes son gobierno.

“La memoria apunta hasta matar, a los pueblos que la callan y no la dejan volar, libre como el viento.” La historia no la escriben los que ganan, la historia la escribimos entre todos. Es imprescindible mantener viva la memoria, recordando con orgullo a todos aquellos que pagaron con su vida por decir siempre lo que pensaban. Valorando y reivindicando su lucha, ejerciendo siempre nuestro derecho. Algunos días atrás, mientras esperaba que vuelva el presidente de mesa para yo poder votar, vi salir de otra de las aulas a una mujer que había ido con sus dos hijos, y sonreí. Es probable que esos chicos nunca tengan la posibilidad de imaginarse el cuarto oscuro como un lugar misterioso y por descubrir. Pero lo que importa realmente, es que cuando crezcan puedan ser ellos los que vayan con sus hijos, y así sucesivamente. Es por esa razón que, luego de introducir mi sobre en la urna, volví a casa caminando despacio, contento por saber que más allá del nombre de quien sea electo, la que gana siempre sos vos.

Democracia: Doctrina política favorable a la intervención del pueblo en el gobierno.