1/7/10

Cape Town, cuando África se viste de gala

Si te nombran África, es probable que en lo primero que pienses sea en safaris y leones. Si te hablan de Sudáfrica, quizá la primera imagen que se te viene a la cabeza es la figura de Mandela. Hoy los invito a conocer una ciudad distinta. ¿Distinta a qué? Distinta al resto.


En el extremo sudoeste del continente negro se encuentra la hermosa ciudad de Cape Town, un lugar que te enamora desde el minuto cero. Combinando armoniosamente la playa y la montaña, te ofrece un amplio menú de opciones para conocer y recorrer. Pero atención, porque no deja de ser Sudáfrica, por más que por momentos uno pueda olvidarse y llegue a creer que se teletransportó a algún rincón de Europa. Eso significa que la pobreza sigue ahí, a la vuelta de la esquina o en la puerta del hotel. Eso significa que este es un país de contrastes, y que Cape Town no es la excepción.

Hoy, volviendo de un recorrido por la zona de los viñedos, mientras viajábamos por la autopista camino a la costa, retrataba mentalmente cada paisaje y pensaba en que este lugar merece ser contado. Inmediatamente me inundó el interrogante de cómo hacerlo, de cómo poner en palabras una ciudad. Y se me ocurrió una manera, les voy a contar Cape Town a través de momentos.

Me levanto de la cama y en el living del departamento suena una canción de U2, alguien me dice que es cábala y sonará todas las mañanas. Me abrigo, porque a pesar de que no hace frío, es invierno y tampoco está para andar en remera y bermudas. Salgo de mi pieza con ganas de desayunar y veo por la ventana las olas que chocan contra las piedras en la costa mientras el sol en la cara me obliga a fruncir el ceño. Me acerco a la ventana y respiro el aire de mar, no hay nada como el aire de mar.

Me bajo del auto recién estacionado al borde del precipicio, el viento de la montaña me obliga a ponerme la campera. Camino cuesta arriba hasta la base del teleférico que, en minutos, me depositará en la cumbre de Table Mountain. El lugar está lleno de turistas, es difícil precisar cuantos países están representados por, más no sea, un integrante. Ya estoy arriba, los oídos se me tapan por la presión producto de la altura, levanto la vista y puedo ver toda la ciudad: ahí está la playa, la misma que queda cruzando la calle del departamento; ahí está el estadio, el mismo que voy a conocer el sábado; ahí está el puerto, ahí abajo nomás.

Salgo al deck del restaurant de la bodega, adelante mío todo es verde y viñedos. El sol del mediodía me invita a sacarme el sweater mientras disfruto del paisaje. Participo de mi primera degustación, en Sudáfrica y sentado a una mesa repleta de argentinos. Ahora bajo algunos escalones hasta la bodega en sí misma, todo es barricas llenas de vino, y un fuerte olor a madera y uva que te rodea, te embriaga. Un rato más tarde, otra vez al sol, degusto distintos tipos de queso en otra bodega de la zona y así comienza lo que será un suculento almuerzo.

Camino por la costanera y bajo a la playa. Piso la arena blanca con cuidado, como tratando de evitar lo inevitable, que los infinitos granitos se me metan en las zapatillas. Cerca mío, un grupo de argentinos improvisan un picado. Disfruto un rato del sólo hecho de estar en la playa y vuelvo a la costanera. Camino por una calle decorada con palmeras, del lado de enfrente se suceden los bares y/o restaurantes. Me mezclo entre turistas que sacan fotos y locales que les quieren vender a los turistas, la tarde disfruta de sus últimos momentos de sol.


Escribo estas líneas mientras a mis espaldas la luz del día se empieza a despedir. No hace ni frío ni calor, en el departamento reina el silencio, los que están duermen. Me saco las zapatillas para estar más cómodo, pienso en hacerme un mate pero por no dejar de escribir me quedo con las ganas. Me paro, me acerco a la ventana y me quedo mirando el mar unos segundos, se me dibuja una sonrisa. Afuera, mientras tanto, la noche se saluda con el atardecer y hace su presentación triunfal. Todavía es temprano, pero en Sudáfrica el sol ya se está yendo a dormir.

8 comentarios:

  1. Me encanto la visita !me senti alla! Imperdible!

    ResponderEliminar
  2. Impecable, gracias por compartir el viaje, de la mano de tu talento. Excelente descripción, con un cierre poetico.

    ResponderEliminar
  3. Santi
    Tu intención no ha quedado en mero intento, realmente logras retratar calidamente, llevandonos, teletransportandonos a este país remoto. Con una redacción clara, con las palabras adecuadas, con sus pausas y tpos, marcando un transcurrir que cierra magicamente con el ocaso.
    Gracias por la imagen verbal y visual
    isabel

    ResponderEliminar
  4. Que buena manera de hacernos compartir tus vivencias...descubrir esa bella ciudad, con una mirada poética, como no habiamos desacubierto hasta hoy. Grata sorpresa, otra más y van?...Felicitaciones, Santi

    ResponderEliminar
  5. Admiro la facilidad conque pusiste a andar nuestros sentidos, en este paseo por una ciudad tan distante para nosotros, pero que con tu relato pudimos recorrerla, degustandola pausa-damente.

    ResponderEliminar
  6. Hermoso lugar, me he dado una vuelta por ahí con tu relato tan lleno de imágenes. Tu sensibilidad (tan fina) está captando estampas, olores, sonidos...que estamos disfrutando. Gracias. Nora

    ResponderEliminar
  7. Hace una semana, que no conozco nada nuevo en Sudafrica, que pasó? nos volvimos y no me di cuenta?.
    Santi podrías confirmarlo, muchas gracias.

    ResponderEliminar
  8. muy buen relato de la realidad sudafricana,desde distintos angulos.Hector

    ResponderEliminar