27/8/10

Esto es Sudáfrica

En la tercera fila de asientos de una camioneta que desborda de pasajeros y valijas, me refugio en mi música e intento disfrutar del viaje mientras miro por la ventana. Pero me cuesta, se me hace muy difícil. En eso agarro mi cuaderno y anoto: “pobreza, mucha pobreza, por todos lados pobreza”. Viajamos por el interior del Cabo Oriental, con destino a Durban. El sol africano nos invade y, a pesar de que estamos en invierno, nos obliga a abrir las ventanas. Afuera el paisaje me hace sentir incómodo, siento que yo también soy un poco responsable. Al recorrer las grandes ciudades de Sudáfrica, la desigualdad es una constante, el contraste entre clases sociales se hace evidente en cada esquina. Pero acá ya casi no se pueden notar las diferencias, todo se asemeja, la carencia se vuelve un denominador común. Me dan ganas de bajarme del auto, de ponerle pausa al viaje y de mezclarme entre ellos, pero no me animo. ¿Quiénes son ellos? Los que conviven día tras día con la necesidad. Gente como vos y yo, que no tuvo las mismas posibilidades y que no conoce otra forma de vida más que la de luchar diariamente por sobrevivir. Y eso es lo que duele. Siento que no es justo y me invade la impotencia. Definitivamente no estoy en condiciones de disfrutar.

El Mundial de fútbol mostró una cara de Sudáfrica que no representa realmente la situación general del país. Es lógico que haya sido así, pero la imponencia de esos estadios – la mayoría de ellos construidos especialmente para la ocasión – contrasta cruelmente con la calidad de vida de gran parte de la población. No soy un hipócrita: yo fui a disfrutar del evento deportivo del año y no reniego de ello. Pero cuando uno pone las prioridades en la balanza se da cuenta de que evidentemente hay algo que estamos haciendo mal. Y ese “algo” no es menor. Se gastan fortunas en meras trivialidades (al entrar en la comparación el juego de la pelota se vuelve sencillamente trivial) cuando ahí afuera hay chicos que se mueren de hambre. Y por más que suene a cliché estoy hablando de la más pura realidad. Y al hacer referencia a los chicos estoy buscando retratarla con la mayor crudeza posible. Porque creo que el mayor error que podríamos cometer al hablar de la pobreza es no ser definitorios. Para empezar a pensar en soluciones primero debemos tener conciencia de la magnitud de lo que se intenta componer. Y aquí no hay lugar para medias tintas ni remedios pasajeros.

Hoy estoy de vuelta en Buenos Aires y me tomo un tiempo para pensar en lo vivido, me dejo llevar por los recuerdos. El viaje que hace algunas semanas era presente hoy se ha vuelto un cúmulo de imágenes y sensaciones. Como es normal, con el paso del tiempo los recuerdos tienden a borronearse y le van dejando su lugar a las experiencias. Sin embargo, creo que jamás voy a olvidar esas expresiones en la cara de la gente: con sus ojos destilando resignación y agotamiento, pero que si por casualidad se encontraban con los tuyos en un cruce de miradas muy probablemente te devolvían una sonrisa.

Volviendo a la ruta, los kilómetros se sucedían y el paisaje seguía siendo el mismo. En mi cuaderno escribí: “viajar me hace sentir libre, a la vez que chiquitito”. Ahora agrego: e inútil. Así me sentía en ese momento y así me sigo sintiendo. Después de todo, la historia me respalda: puedo escribir mil páginas sobre el tema sin que nada cambie. Pero no pienso en rendirme, si es necesario escribiré mil más, las que hagan falta. La lucha por terminar con la pobreza debe ser incansable. Y ese sentimiento de impotencia me tiene que servir como combustible.

Una vez más quiero hacer hincapié en lo fundamental de la educación. Debe ser el objetivo principal de todo gobierno que todos tengan acceso a ella. Y como es imposible empezar de cero, resulta inevitable que exista una ayuda para que los más pobres también puedan estudiar. Pero creo que sólo con la asistencia del Estado no es suficiente. El cambio debe ser radical, la sociedad toda debe ser partícipe: tenemos que empezar a considerar a todos como iguales, como pares, sin prejuzgar. Nunca dejará de haber pobres si insistimos en darles la espalda. Es una tarea difícil y debemos estar dispuestos a hacer el esfuerzo. Reconozco que me cuesta llevar a la práctica lo que predico, pero no me queda otra que dejar de lado la vergüenza y aceptarlo: yo también estoy lleno de prejuicios. Sólo así estaré en condiciones de formar parte del cambio.

Los granitos terminaron de caer en el reloj de arena que indica que mi té ya está listo. Miro por la ventana del bar y todo es ciudad, todo es cemento. Añoro aquellas horas en la ruta en las que la incomodidad me hacía sentir mejor.

6 comentarios:

  1. El hilo conductor del blog, sobrevoló Sudáfrica pero sin olvidar el rumbo y el norte que buscás con tu escritura. Pensar, como conseguir más y más educación para la mayor cantidad de personas. Porqué esto traerá irremediablemente, mayor posibilidades de igualdad, o mejor dicho mayor posibilidad de enfrentarse con un porvenir demandante y avasallante.
    Casualmente mientras leo este artículo, miro ...mejor dicho escucho la TV, que nos asalta con bombas informativas. El tema que ocupa hoy, mejor expresado, uno de ellos, son las tomas de colegios. Y acá deberiamos hacer una pausa, pensar la situación y no apresurarnos con opiniones facilistas y algunas veces pueriles. Pensemos, pensemos, pensemos sobre este particular y no nos arremolinemos como un torbellino de diatribas condenatorias, en la vereda del "al colegio solo se va a estudiar", los pibes solo lo hacen para no hacer lo que deben hacer, lo que es su responsabilidad. Pensemos, pensemos, pensemos que como se desprende de este y otros articulos, solo con mayor conciencia social, más solidaridad, y mayor compromiso podremos pensar en una sociedad mejor, no para nosotros, síno para los que nos sucedan.HERMOSO EJERCICIO ME INVITA A REALIZAR ESTE BLOG CADA VEZ QUE LO VISITO...PENSEMOS PENSEMOS PENSEMOS...el verbo en plural que nos permitirá que alguna vez...hará posible que la utopia de los santiagos...sean posibles.

    ResponderEliminar
  2. Juan Pablo28/8/10, 16:07

    Opino que es díficil llevar a cabo nuestros deseos de que haya menos gente que sufra privaciones, pero será aún peor sí solo nos quedamos con sentimiento lastimero del sufrimiento a distancia. Creo que hay que empezar a ocuparse cada uno dersde su lugar, siendo honesto en el comportamiento, pero es impostergable que busquemos denodadamente ser cada día más SOLIDARIOS. Pero serlos en la acción diariacon el mayor compromiso social posible. Llegan hs, días de actuar para revelarnos a lo que nos mortifica y que sentimos como una deuda impostergable de saldar, que haya cada día un pibe menos que se muera de hambre o frio en las calles.
    Otro excelente artículo, felicitaciones.

    ResponderEliminar
  3. MáS compromiso+mas compromiso+compromiso, sino el discurso queda solo en eso en un discurso. Para cambiar algo y creer que eso es posible, solo con la acción eso puede lograrse. Sucede algo con Sudafrica que quizás nosotros no percibamos, ellos vienen de años de feroz desigualdad, hoy una ventana para ver un futuro distinto, quizás no sea el momento de ocuparse de cosas que para vos son importantes. Igual siempre hay que pensar lo imposible, para avanzar con lo posible. Muy buen articulo.

    ResponderEliminar
  4. Creo igual que tú que la prioridad debe ser la eduación, para todos, en cada aldea del mundo; igual que tú pienso que todos somos iguales, distintos colores de piel, mismo color de sangre; todos seres humanos. Te hablé de ese dolor que sientes en algún comentario anterior, de la impotencia al ver tanta desigualdad. Tampoco soy hipócrita y se que soy parte del error, pero creo que aceptar nuestros propios prejuicios es la manera de trascenderlos, solo en estas condiciones podemos aportar al cambio radical, si, inmediato.
    Mi reloj con cinco horas de diferencia horaria en esta parte del mundo, me dice que debo irme a dormir.
    Sincero,doloroso y cálido artículo, enhorabuena.

    ResponderEliminar
  5. Esta crónica está escrita desde un lugar donde la sensibilidad y el comppromiso se pueden expresar a traves de una pluma como la que lleva tu sello. Era notorio que un lugar donde la pobreza se deja ver en su estado más puro y salvaje, no podía pasar desapercibida ante tu honda mirada. Felicitaciones por este compromiso que asoma en cada artículo. Muy bueno!!!

    ResponderEliminar
  6. Coincido absolutamente con tu artículo Santiago..leía de cifras astronómicas presupuestadas en gastos de remodelación y construcción de estadios, que no vienen al caso..pero que dejan esa sensación de estar haciendo las cosas mal como comentas...evidentemente todos,a su manera disfrutamos de este mundial,pero si hilas fino y sensible nos damos cuenta de la locura que implica la majestuosidad de un Soccer City en pleno Sudafrica, junto a una de la pobrezas mas extremas del mundo.
    Como bien decís, para revertir este y otros flagelos de nuestra sociedad,nuestro compromiso y solidaridad deben ser claros e íntegros, pero a mi entender insuficientes.Por y para eso votamos a nuetros representantes que tienen el poder, las políticas, y las posibilidades de llegar en cantidad y por lo menos atenuarlo.Pero...salvando las distancias, ocurre algo similar...todos disfrutamos de nuestro querido y amado futbol, TODO el fín de semana desde la pantalla chica.Pero si hilamos fino, nos damos cuenta (por nombrar un caso) que esos mas de 500 M$ por año que lleva el "Futbol para todos" seguramente volcados en políticas(educación-asistencia..etc)sociales sean de mayor "utilidad" y compromiso.
    Por ultimo,como decía un comentario anterior...pienso, pienso, pienso y sin considerarme facilista, solo se vienen a mi mente los chicos que quieren y tienen ganas de aprender, de estudiar, de concurrir y que por el atropello de unos pocos irresponsables haciendo política no lo pueden realizar.
    muy buen artículo Santiago..un abrazo para vos y tu viejo

    ResponderEliminar